Seguridad laboral en la construcción de la Torre Espacio


Seguridad laboral y prevención de accidentes

Muchos oficios están limitados para la construcción de la torre, por la altura, como por ejemplo encofradores, albañiles, fontaneros, montadores de cartón - yeso, instaladores, etc.  
Por lo que todos han tenido que ser protegidos de forma individual, (EPI) o colectiva. Siendo los principales riesgos los de caída de gran altura y caída de objetos a diferente nivel. 

                                       Resultado de imagen de equipos de protección individual


Las unidades de obra que han supuesto un mayor esfuerzo desde el punto de vista de la seguridad han sido las de estructura y montaje de fachada. En la estructura, durante la construcción del aparcamiento, el cual fue realizado con hormigón prefabricado. Se colocaron barandillas de fácil montaje en los tajos que lo necesitaban. 

En el caso de los equipos de protección individual, se han empleado arneses de seguridad, los cuales iban anclados a pinzas especiales que se acoplaban rápidamente, con comodidad y flexibilidad. Además, estaban los frenos de inercia que detendrían la caída del trabajador en el caso de detectar una velocidad excesiva de su movimiento. 

Seguridad durante la fase de construcción de la estructura

El riesgo de un oficio se determina a través de la evaluación ponderada de factores, por ejemplo, el número de personas y la exposición en el tiempo, la probabilidad de que ocurriera un accidente, y principalmente, las posibles consecuencias del mismo. 

Durante la fase de ejecución de la estructura de dicha torre se fundamentó principalmente en la elección de elementos auxiliares con seguridad intrínseca o incorporada. 

El elemento más importante, de seguridad en esta fase es el "sistema ACS perimetral", (autoclimbing system), coloquialmente se le denomina "sombrero". Es un andamio de dos niveles más un sistema de pértigas que permite mantener una red perimetral a más de un metro sobre la altura del encofrado en construcción. Disponen de un sistema que permite el autotrepado, similar al de los encofrados trepanes de los núcleos, aunque en este caso se trata de sistemas más complejos en su uso. 

Los anclajes del "sistema ACS", denominados como "zapatos", fueron embebidos en los cantos de las losas, y en el caso particular de las plantas de doble altura, donde no existía losa para poder anclarlos, se utilizaron horcas de longitudes excepcionales, sobre los 16 metros, las cuales fueron fabricadas y probadas específicamente para esta obra. 

La consecuencia es que se podría estar encofrando una planta, hormigonando la inmediatamente inferior, desencordando la segunda por debajo, y todo ello con total seguridad. Todas esas plantas quedaban cerradas gracias a una doble red de poliamida y un tela mosquitero que impedía la caída de personas y objetos, incluso, servía como efecto psicológico, ya que evitaba la visión directa de la altura. 


Los factores climáticos en la seguridad


El viento es el factor con mayor incidencia en los distintos procesos de construcción y usos de los equipos y medios auxiliares. Así, las velocidades de viento en la parte superior son siempre mayores que en la inferior y además se complica con las turbulencias que aparecen cuando estas corrientes se topan con la enorme superficie de la fachada del edificio.

Las grúas torre tenían mecanismos de alerta conectados a sus correspondientes anemómetros. Pasados los 75 km/h de viento, se situaban automáticamente en modo veleta, es decir, giraban libremente para oponer de forma natural la menor resistencia al viento. No obstante, a velocidades inferiores sigue existiendo riesgo en función del material que se eleva, así por ejemplo, los tableros de encofrado pueden presentar una superficie aparente contra el viento que los haga ingobernables aún con vientos de menor intensidad. En estas situaciones, el criterio y el buen hacer de un gruísta experimentado es imprescindible. Otros equipos como los montacargas o las góndolas de limpieza tienen velocidades de parada inferiores, alrededor de los 50 o 60 km/h. En estos casos los equipos se debían dejar fuera de uso y aparcados en una superficie firme.

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El segundo factor por orden de importancia y frecuencia, en lo que se refiere a su interferencia con las labores de construcción segura, es la nubosidad, pues las nubes bajas dificultan o impiden la visibilidad. Este fue un inconveniente especialmente destacado en el manejo de cargas que desde nivel de suelo tenían que subirse a la coronación de la estructura, de modo que en esos casos la visión directa de la carga por los gruístas debía sustituirse por un sistema de comunicación vía radio, claro y fiable.

Otro elemento a tener en cuenta es la temperatura. La sensación térmica que percibimos es la combinación de temperatura, humedad, calor radiado y velocidad del viento. Durante la construcción de la estructura, en las zonas expuestas a los vientos y con mayor grado de humedad se percibieron temperaturas inferiores cuanto mayor era la cota en el edificio; sin embargo, una vez cerrada la fachada y por lo tanto eliminado el factor viento, y en condiciones de baja humedad propias del clima de Madrid, la componente de la temperatura radiante empezó a tener tal peso que la situación se invirtió, sintiéndose más calor en las plantas superiores que en las inferiores, así como en las fachadas soleadas o en la cubierta.

Dentro de los factores climáticos cabe citar, por último, la electricidad atmosférica. Mientras un edificio terminado dispone de su correspondiente pararrayos, uno en construcción con todos sus elementos metálicos expuestos se convierte en una virtual punta captadora y en un paso natural para las corrientes eléctricas creadas por la diferencia de potencial entre la atmósfera y la tierra.

La obra de Torre Espacio ha sido pionera en el ámbito de la edificación española a la hora de afrontar este problema y sus soluciones. Tras la valoración del riesgo, el planteamiento de distintas posibilidades y la consulta con expertos nacionales y extranjeros, se optó por un sistema de alerta temprana de tormentas eléctricas diseñado y desarrollado específicamente para este proyecto.

Dicho sistema está formado por la combinación de tres servicios. En primer lugar, se contrató con el Instituto Nacional de Meteorología el diseño y mantenimiento de una aplicación informática que, contrastando la localización de la obra con los datos de los rayos caídos, enviaba mensajes en formato de correo electrónico según varios niveles de alerta en función de la proximidad de los mismos. A continuación, se encargó a la empresa Avalora, propiedad de Grupo Villar Mir, el mantenimiento del buzón de correo electrónico que recibía dichos avisos de alerta y el desarrollo de una pasarela informática que los transformara en mensajes SMS, para ser recibidos en los teléfonos móviles de los responsables y encargados de obra que se determinase en cada fase. Por último, el coordinador de seguridad destinado por SGS Tecnos elaboró el protocolo de seguridad que determinó las pautas a seguir por los responsables y el personal de obra, en función de los mensajes SMS que se recibían, así como otros aspectos relacionados con la gestión del sistema.

Agentes participantes en la seguridad

Además de las empresas HCP Salud y SGS Tecnos, encargadas de los estudios de prevención laboral y de la coordinación de seguridad y salud durante la fase de ejecución, dentro de los recursos humanos que han participado en las tareas preventivas hay que citar, de igual modo, los servicios de prevención propios o ajenos de todas las empresas participantes, y de manera especial, por su presencia y compromiso en la obra, a los trabajadores nombrados como “recursos preventivos” y también a aquellos encargados de la colocación y mantenimiento de las protecciones colectivas, éstos últimos de la empresa Controlex. Por supuesto, por encima de todos ellos, como coordinadores del equipo, a los servicios del departamento de prevención de riesgos laborales de OHL.

Se ha de destacar la colaboración de agentes externos, como los técnicos del Instituto Regional de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Comunidad de Madrid, al Inspector de Trabajo asignado específicamente por el Ministerio de Trabajo para esta obra, a los Comités de Empresa y Delegados de Prevención de los sindicatos y, destacando por lo novedoso de su implantación a nivel nacional, a la Comisión de Grandes Obras, órgano tripartito entre los interlocutores sociales, patronal y autoridad laboral para el asesoramiento en materia preventiva.

Otro organismo que ha tenido una participación singular ha sido el cuerpo de bomberos del Ayuntamiento de Madrid, el cual eligió la obra de Torre Espacio como banco de pruebas de su capacidad de extinción en las condiciones de altura excepcional que suponen estas tipologías que van a cambiar el perfil de nuestra ciudad. Hay que señalar que todas las pruebas con diferentes configuraciones de bombas, instalaciones y alturas fueron satisfactorias quedando demostrado su nivel técnico para afrontar un siniestro en cualquier edificio de estas características.


























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